Va de nombres
Ana
Anastasia
Andrea
Cristina
Sofia
Tatiana
Regina
Daniela
Julia
Eva
Sara
Mis nombres favoritos, que yo recuerde.
¡Oh, sí! ¡Oh, sí!
Campanas al vuelo, que en la profunda noche caerán, y tras su muerte, sólo el silencio sepulcral reinará en el imperio de la oscuridad.
¡Oh, sí! ¡Oh, sí!
Que tu voz histriónica no destroze ese silencio, pues la ira de los aquí caídos despertarás, y sólo conflictos hallarás, y a tu voz maldecirás.
¡Oh, sí! ¡Oh, sí!
Que tus ojos no miren aquello que tienes prohibido, mas no tientes a la diosa fortuna, bendita ramera, pues infortunios caerán sobre tí.
¡Oh, sí! ¡Oh, sí!
Que tu cerebro no te traicione, pues con malas artes conseguiste aquello que otros aspiran a conseguir con delicadeza.
¡Oh, sí! ¡Oh, sí!
Abre tu corazón e indaga en él, pues ahí tienes la respuesta a tus temores. Te darás cuenta de que siempre has estado equivocada, y ni tan siquiera tus subordinados dándote la razón te harán olvidar aquello que siempre has sentido.
¡Oh, sí! ¡Oh, sí!
Mas un jarro de agua fría no hará despertar la ira de los despreciables, ni el perdón, la culpa, y el olvido harán acto de presencia, pues esos antaño existieron, y horrorizados, huyeron hacía un nuevo mundo donde los despreciables irascibles no aparecen.
¡Oh, sí! ¡Oh, sí!
Que las risas de los lobos solitarios no te confundan, pues la necesidad y el egocentrismo les mueve a actuar como meras marionetas al servicio de un rey.
¡Oh, sí! ¡Oh, sí!
Que aquellos que nacen reyes, son aquellos que incumplen las leyes, y de reyes conoces.
Uno.
Que aquellos que nacen mulos, conoces a tantos como garrulos.
Muchos.
Que aquellas que nacen reinas, tú ni siquiera las despeinas.
Otras tantas.
Que aquellas que nacen en las basuras, tú las tratas como hermosuras.
Una.
Y que al leer esto, todos tus órganos, todos tus sentidos, adoren la única realidad.
Pues esta te reclama.