guía para ingenieros espirituales

viernes, julio 15, 2005

Estremecedor

Se la llevó por delante. Voló varios metros. Y dolor, mucho dolor. Gritos de dolor, de infancia destrozada, de la desesperación, la desolación y la rabia al ver como un verano tan bonito se le cerraba ante sus ojos.

El conductor no la vió, y ella, joven e imprudente, no pudo rectificar. Niños y más niños. En un mundo sin preocupaciones ni obligaciones, entretengamos a la juventud más joven con juegos, deportes y aventuras. Siempre hay quién recibe un castigo y no lo merece.

La pobre chica ya no sonríe. Llora, grita, se desespera. Su pierna está destrozada, parece de goma. Su rostro cubierto de sangre, su cara ligeramente desfigurada, sus labios rotos y las lágrimas más amargas en un verano tan dulce y cálido.

No, no hay derecho. Sólo tiene 9 años.

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