guía para ingenieros espirituales

viernes, septiembre 17, 2004

Hablando de baloncesto...

Tras un par de meses y medio con este blog y desde mayo dando la lata por estos mundos, no había hablado aún de baloncesto, y eso que me encanta e intento no perderme ni un partido y estar siempre al tanto, aunque bueno, eso no nos concierne ahora mismo. Así que tras ver el análisis de la LEB de Ademaristah, me he decidido a escribir sobre mi club, el CE Gelida. La verdad es que tampoco le interesará a nadie, pero bueno, tenía ganas de hablar de mi club. Por un lado, porque es uno de los más antiguos de Catalunya. Entre las incontables anécdotas, como uno de los primeros partidos con un excelente resultado de 9-4 (sic), si mal no recuerdo, llegó a celebrarse un partido con soldados americanos que estaban en Europa por eso de la Segunda Guerra Mundial y que por sorpresa de todos, ganaron los locales. Según parece ser, al finalizar el partido, los soldados echaban espuma por la boca y se subían por las paredes. Podría haberse convertido en una batalla más a explicar en los libros de historia, pero la siempre ordenada y puntual benemérita hizo acto de presencia y calmó los animos de los allí presentes. Son cosas que pasan. La historia se repetiría por allí el 2002 en terreno americano, para ser precisos, Indianápolis.

Bueno, a lo que iba, el club en sí se formó de la unión de los cuatro equipos que había en el pueblo (contando que es un pueblo de 5,000 habitantes actualmente, y hablamos de hace 60 años, y el boom demográfico de este pueblo se ha producido en los últimos 10 años) y ahí empezó la historia. Tampoco ahondaré mucho en los detalles, porque la historia del equipo ya está en la web, aunque en catalán. Pero para haceros una idea ya es suficiente.

El equipo fue perfeccionándose con los años, y llegó a adquirir una importancia elevada entre el período que va desde 1985 a 1995, dónde el equipo estuvo en Primera Catalana (sigo remarcando que somos un pueblo de 5,000 habitantes, no precisamente muy rico, ni con unas instalaciones y en definitiva, tecnologías muy geniales, que digamos) y cosechó algunos éxitos. Eso coincidiría con la época dorada del deporte en Gelida, con el equipo de Hockey ganando torneos, sobretodo de categorías inferiores (ha dado muy buenos jugadores la “cantera” del hockey gelidense, aunque hoy en día ya no existe. Una de las perlas es un amigo mio :D), el fútbol, dónde ganó el campeonato de Catalunya y quedaron cuartos de España en 1994…etc. Pero la época dorada se acabó de repente, y el futbol reventó, la construcción de un nuevo campo (tiene las medidas del antiguo estadio del Espanyol, el de Sarrià) parecía que mantendría al equipo, pero ni con esas. En el hockey se produjo un éxodo de las “perlas” de la cantera, yendo a poblaciones circundantes, siendo el Noia Freixenet, uno de los grandes de España (yo lo veo así, mirando presupuesto, resultados, éxitos…) el que se quedó con los mejores (como mi amigo, que ya tiene puesto asegurado en el primer equipo, con contrato…je). Y en baloncesto, pues de tener varios equipos, así como estar en Primera Catalana y demás, pues también cayó en el olvido. La gente fue retirándose o se cansó, y tan sólo un grupo de jugadores subsistió. El equipo fue pasando temporada tras temporada, con tan sólo un equipo de categorías inferiores, que luego hablaré más detenidamente, pero que no les servía ya que unos eran senior y los otros cadetes. Total, que fueron bajando de categoría y con muchos apuros consiguieron mantenerse en Tercera Catalana. No es lo mismo. Tras un período de sequía y de sálvese quién pueda, el senior seguía igual, y el cadete se convertía ya en sub-21. Aquél sub-21 (incluso algún junior debía tener, la verdad es que varios, si me salen las cuentas) tuvo un primer año nefasto, como todos los otros en realidad. Pero en el 2000, entró en la junta directiva un viejo aficionado al baloncesto, profesor de educación física, y a la vez, un gran amigo de mi madre y muy buen hombre. Para no tener que repetir cada vez, este hombre se llama Carles Espinach. Así pues, en el 2000 entra en la junta y en la temporada 2000-2001 coge a un equipo totalmente desubicado, sin rumbo alguno, como es el sub-21. El año anterior creo que no había llegado a 3 victorias en 26 partidos, o algo por el estilo. Con el mismo equipo, y aplicando su modo de ver el baloncesto combinado con una preparación física muy fuerte (lo que tiene ser licenciado en inefc…) conseguiría mejorar los resultados en menos de un año, aunque aún estaban lejos de conseguir algo medianamente importante. Llegaron a las 8 victorias, el juego del equipo mejoró sustancialmente y el grupo se estaba consolidando. En la temporada 2001-2002, el equipo no presentaba ninguna novedad en fichajes, y el equipo siguió trabajando, aunque los resultados no mejoraron todo lo esperado, y se quedaron en unas 11-12 victorias en 26 partidos. Aún con récord negativo. Entonces llegó la temporada 2002-2003, en la que yo formaría parte del sub-21 en varios partidos siendo cadete (luego ya contaré de mi equipo, claro) y tendría algunos minutos jugando contra tipos que me sacaban cuatro, cinco o seis años la mayoría. El equipo, emplazado en una categoría superior al cambiar de Promoción a Territorial, parecía que afrontaba un reto difícil de superar, que era salvar la categoría. Pero algo ocurrió. El equipo, sólo con una novedad y una baja, un nuevo base un año mayor que yo (bastante bueno, el tio) y la baja de un alero (que tampoco era esencial, por lo que pude ver. Era como un Jiménez, pero sin defensa :D), pues se mostraba un poco escéptico. La temporada empezó, y todo el mundo alucinó. No es que no perdiéramos, no, es que ganábamos un partido tras otro. Ese año nos proclamamos campeones de nuestra liga con una diferencia bastante grande respecto al segundo. Terminamos con un récord de 23-3, y unos de esos partidos os puedo asegurar que fue uno de los robos más bestias que he visto, con una actuación arbitral LAMENTABLE que por supuesto ya ha quedado en los anales de la historia del baloncesto gelidense, y es que casualidades de la vida, el senior, que empezó a mejorar también sus resultados, jugaba en la misma ciudad y al terminar el partido, pudo presenciar el nuestro. Para resumir un poco (otro día lo explico mejor), lo que sucedió, fue: Éramos 9 jugadores, teníamos varias bajas, y jugábamos contra el segundo. Tercer cuarto, festival. 12 técnicas seguidas, una antideportiva, dos descalificantes, un jugador y el entrenador. Fuera del campo, los demás eliminados, tan sólo cinco jugadores en pista y yo uno de ellos, que era mi primer partido en la categoría. 25 tiros libres seguidos. Resultado final, aun con todo el show y con un novadísimo, 88-80 para el otro equipo. Cuando vinieron aquí les endosamos un 95-41.
Otro partido épico, fue uno en el que fuimos a pasar todo el día fuera el equipo, ya que jugábamos en la otra punta de Catalunya, y fuimos a comer juntos. Vinieron incluso los sancionados y lesionados (el sancionado, el jugador descalificado en ese partido, precisamente, ya que era el siguiente). El partido sin color alguno, tras un primer cuarto titubeante, con un parcial de 15-17, terminó con el resultado de 25-78. Pero lo anecdótico fue lo que ocurrió mientras me encontraba yo en pista, y es que justo detrás de mí, en las gradas, estaba el sancionado, y de repente oigo, hijo de puta, yo te mato! Me giro y la escena no podía ser más increíble. Veo al sancionado y a un árbitro ya con el uniforme, dándose de hostias, y unos cuantos más por allí no sé si colaborando en la pelea o intentando separarlos. El partido se paró unos minutos y todo el mundo quedó alucinado. A día de hoy aún se desconocen las causas de la pelea, aunque puede ser que la sustracción de dos botellas de vino en el restaurante en el que comimos fueran uno de los detonantes de la pelea. Y eso que es bueno, dicen.

Tras las historias del abuelo cebolleta, sigo. Esta pasada temporada, el equipo, en la categoría A2 de Territorial, la cosa fue más difícil, aunque se siguió sorprendiendo. Yo no estuve en el equipo ya que tuve responsabilidad total con el junior. Pero el equipo empezó muy muy fuerte, estando entre los cuatro primeros varias jornadas, pero empezó lo de siempre, las lesiones. Es curioso que en estas categorías pase esto, pero así fue. No en plan de ay, me duele el tobillo porque me lo torcí, no. Una de las estrellas del equipo, se lesionó casi toda la temporada al romperse todo, vamos, encadenó una lesión con otra y estuvo en blanco casi todo el año. El base ese que os he contado antes, titular indiscutible, sufrió varias torceduras en su tobillo derecho que le obligaron a perderse varios partidos, y así podría seguir. Creo que nunca pudieron ser más de 10 en un partido. Al final, un récord de 13-13 que les dejó a la mitad de la tabla.

Pero claro, esto no es eterno, y llega este verano. Y el sub-21 desaparece en su mayoría. No por gusto, sino porque la gente crece y excepto dos pívots y el base, todos los demás han ascendido a senior. A parte de un par de fichajes que se han hecho para el sub-21, y también el ascenso de dos juniors que ya son plenamente sub-21, los demás somos juniors. De hecho, tenemos dos juniors de primer año. Y es que lo de mi equipo, el junior, es para mear y no echar gota, pero no quiero hablar de ello, porque me pongo negro, pero la cuestión es que los capitanes de estos años del junior y los que más hemos participado decidimos que no queríamos seguir siendo junior por los problemas de número de jugadores y ausencias, así que este año, a sub-21.

Y iniciamos nuestra andadura en la segunda liga más potente de la zona y con tan sólo tres jugadores con experiencia total en sub-21, además de mis minutejos de dos temporadas atrás y los minutejos de uno de los junior que ha pasado a ser sub-21. Esto se presenta difícil. Somos conscientes de que no ganaremos demasiados partidos, ya que además el bloque aún no está consolidado y hay mucho por hacer y trabajar. Pero aún así hay mucha ilusión y muchas ganas. Tenemos aun chaval de 16 años que es un diamante en bruto, mide casi 2 metros (y dios, como nos cuesta tener pívots altos…) y tiene un buen tirito. Pero hay que pulirlo mucho, porque es un poco me dejaba llevar, ya que está el puto problema que me enfurece, porque provoca esto, y es que no me gusta nada la manía de que entre amigos haya el constante flipe de semos enbieis, que bueno eres tio, dios, haces el mate, y entre una cosa y lo otro, la gente se apalanca y se pierde y entonces se casca doce mil tiros, no mete ni uno, y en fin, desaprovechamos a un tipo con potencial. Pero el tio tiene la altura y fundamentos para hacer algo muy provechoso en el baloncesto, le falta carácter y sangre, porque es el tio más introvertido que he visto en mi vida y mira que he conocido unos cuantos. Habla poco y cuando habla, lo hace en voz baja, a eso únele que la mayoría de jugadores no los conoce de casi nada, y me conoce a mí y a un par del instituto y eso…En fin, es algo difícil, por eso hay que hacer un grupo sólido.

Pues bueno, algo he contado, más bien bastante y aún así me dejo mucho. Tan sólo decir que dentro de un rato me voy a entrenar y que mañana empezamos la liga en campo contrario y sin bases, ya que el base titular, el crack, está sancionado un par de partidos por algo raro que hizo un árbitro en el último partido el año pasado, que le expulsó a los cinco minutos de partido con cinco faltas. Algo alucinante, es que un día tengo que hablar de lo nuestro con los árbitros, más allá de las típicas excusas de perder los partidos, porque muchos arbitrajes de estos históricos han sido igualmente en victorias, así que…Y como decía, el otro base que tenemos, junior por cierto, sufrió un accidente el lunes pasado cuando iba en moto y se soltó un cable de alta tensión de un edificio y le quemó el cuello y el pecho, haciéndole un corte fuerte además, y electrocutándose. Vamos, que estuvo en la UCI una semanita…Por suerte ya lo tenemos en casa y con ganas de volver.
Chau

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